Hola a tod@s

Ha llegado el momento de dar ese salto inevitable. Después de mucho tiempo, y algún que otro intento que no llegó a madurar, he decidido abrir esta ventana ineludible por la que compartir -reconozco que también ventilar- algo de lo mucho que veo, encuentro, leo, me cuentan, se dice... tanta información y conocimiento que cada día llega y que, lamentablemente, me siento incapaz de transmitir como quisiera.
Una de las principales enseñanzas del curso básico de centilela, como bien sabemos los que hemos hecho la 'mili', es dar la alarma; mucho más trascendente que descubrir que se acerca el enemigo. Así, en estos tiempos que llamamos de la Sociedad del Conocimiento, lo de saber está muy bien pero lo verdaderamente valioso, lo que verdaderamente contribuye a mejorar y a progresar es el compartir lo que se sabe: una obviedad, cierto, vigente a lo largo y ancho de la historia de la humanidad. La diferencia es que ahora hay medios capaces de difundir y de relacionarnos como nunca.
Aquella 'Aldea Global' anticipada por Marshall McLuhan hace 40 años se ha convertido en patio de vecindad con unas capacidades de interconexión e interrelación imposibles de imaginar hace unos días: basta con dedicar un poco de tiempo a este mundo cercano, concurrido e interoperable de redes de telecomunicaciones, tecnologías y medios para descubrir su potencia y apasionarse con lo que, paso a paso, se consigue: una riqueza de medios, contenidos, intercambios, autores y lectores en la que los papeles y protagonismos varían tanto como para complicar el saber quién es quién en la cadena de la redacción, edición, difusión y lectura.
‘El medio es el mensaje’, ‘La Galaxia Gutemberg’, los medios ‘fríos’ o ‘calientes’, los medios como extensiones de las personas, McLuhan adelantó muchos conceptos de la Sociedad de la Información, hoy tan populares como aceptados por evidentes.
Por esa senda me gustaría avanzar en este blog. Con toda modestia y con muchas limitaciones que intentaré superar, quisiera hacer como McLuhan, que no pretendía llegar a ninguna parte sino, sencillamente, ir, avanzar: con total libertad, sin complejas argumentaciones, dejando que el pensamiento fluya libremente sobre una espiral de ideas, iniciativas y conocimientos abierta a todos y, especialmente, a la innovación, a la reflexión y, en definitiva, a la participación en un viaje que me parece apasionate.
Sin grandes ambiciones espero ser capaz de responder al reto, aprender e interesar. Y, no me olvido, agradecer en esta primera entrega a todos los que me han animado a dar el salto desde el off line a los mundos digitales, especialmente a Luciano Rubio, erudito de las ciencias Web y amigo, que estoy seguro que me dirá más de una vez que tenía que haber empezado con esto hace algunos años.
Empieza la aventura...