Recupero una noticia de hace varios meses: "Blackberry perderá un cliente emblemático –y Apple, también: Barack Obama, ya presidente, deberá dejar de utilizar su Blackberry 8700c y, también, los iPhone y Macbook Pro".
Por razones de seguridad, todas sus comunicaciones del presidente americano deben estar cifradas y, además, ser registradas y archivadas de forma oficial hasta ser desclasificadas. Vamos que tendría que olvidarse de cuentas de correo particulares, comunicaciones personales, post en blogs y el 'estoy en Facebook'.
Tengo que investigar qué ha pasado al respecto. Y si Obama, tan aficionado a la web y al uso de dispositivos TIC, ya ha logrado cambiar las normas y puede seguir usando sus dispositivos TIC. Lo confirmaré, pero me da que no.
Porque frente a esa perspectiva positiva del uso de la Tecnologías de la Información, alineadas con los derechos de las gentes de expresarse y comunicarse, palpitan nuevas pesadillas para los responsables de seguridad y de TI, obligados a agregar capas y capas de cifrados y control de acceso sin olvidarnos de lo que va a suponer la masiva utilización del ‘cloud computing’, de la nube como residencia de datos y aplicaciones. Un escenario que convertirá en anécdota sucesos tan sonados como la pérdida de un portátil con información corporativa o de historiales de pacientes encontrados en un contenedor.
Lo cierto es que el problema es mayúsculo. Según un informe de PriceWaterhouseCoopers, menos de un 50 por ciento de las empresas cifran la información contenida en los dispositivos portátiles de sus empleados y directivos; porcentaje que se reduce todavía más en cuanto a copias de seguridad, llegando a menos del 40 por ciento en cuanto a móviles y comunicaciones wireless.
Y estamos empezando nuevas revoluciones TI, entre las que están las de las redes sociales y las mencionadas de las TIC en las nube, de las que tanto se habla frente a lo relativamente mucho menos sobre quién es el responsable de los datos y el papel de los suministradores en garantizar la seguridad de la información.
De hecho, si escuchamos a los que día y noche velan por la seguridad TIC respecto a las prácticas y recursos de mas mafias de la ciberdelincuencia sólo cabe una conclusión: que empresa y usuarios van perdiendo la batalla de la seguridad.
Veremos cómo ha gestionado Obama esa obligada desconexión de su infraestructura tecnológica personal o si la incorpora a esa agenda de utilización intensiva de las TIC con la que pretende redecorar la Casa Blanca. Frente a la política Bush que básicamente consideraba las TI como impulsor de la economía y, por ello, aplicó una política liberal de suavizar leyes y regulaciones dejando que el libre mercado actuara y decidiera ganadores y perdedores, Barack Obama considera a las TIC como claves de innovación y futuro y tiene previsto invertir en ellas con el fin de que contribuyan a restablecer el crecimiento económico.
Entre los conceptos por los que apuesta el nuevo ejecutivo norteamericano destacan la neutralidad de la red y el impulso a las infraestructuras y servicios de banda ancha como servicio universal para todos los ciudadanos americanos, así como de un uso más eficiente del espectro radioeléctrico, aportando más ancho de banda para las comunicaciones móviles lo que sin duda supondrá un nuevo amanecer para la innovación ‘wileress’. Mejoras en la distribución y control, en modernización de la sanidad, de la comunicación y, en general, mayor transparencia de lo público pueden contribuir a un nuevo y brillante futuro para la industria de la tecnología.
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