Y, no menos relevante, no se trata de una meta sino más bien, del principio de nuevos caminos que interesan también al almacenamiento, a los puestos y a otros dispositivos. IDC asegura que sólo un 15 por ciento de los servidores están virtualizados; queda un 85 por ciento por conquistar, a los que hay que sumar workstations, PCs, aplicaciones y soluciones grid. Se habla de que hasta 2012, la virtualización será la tecnología de mayor impacto en la empresa, atractiva por declinar conceptos tan populares como eficiencia, movilidad, simplicidad en el despliegue y, muy especialmente, ahorro de costes en términos de espacio y de consumo: reduce la huella física de las TI y crea economías directas y medibles que van directamente al negocio.
No acaban aquí sus potencialidades, aunque con las infraestructuras virtualizadas haya que considerar nuevos costes de administración y no caer en anarquías producto de la facilidad de crear instancias virtuales que lleven a un cierto caos en los sistemas de información: la gestión supera la escena TI para llevarla a los procedimientos y los procesos empresariales.
Otros pasos a considerar son los de la virtualización del almacenamiento, que con el cloud computing en el horizonte, supera las fronteras de la empresa; y la del PC y los puestos, la virtualización de usuario final, quizá la más alejada e inmadura, pero que igualmente llegará e impactará en los modelos de equipos y sistemas operativos de PCs, portátiles y demás dispositivos, sistemas operativos, aplicaciones y servicios gestionados.
Un escenario apasionante y enormemente complejo, singularmente para la industria TI, que se va a ver obligada a replantearse muchas de sus políticas de productos software y modelos de licencias y de servicios, aprendiendo a jugar en los nuevos mundos virtualizados extremo a extremo.
En definitiva, una perspectiva de virtualización cercana y alcanzable para todo tipo de organizaciones, como destaca Pedro Prestel, director de Terremark, pero que conviene no equivocarse pensando que son gratuitas: exigen inversión en herramientas, procedimientos y personal cualificado.
Lejos de acomodarnos en posturas defensivas a la espera de un porvenir menos incierto que el actual, hay que aceptar la recomendación del presidente de IBM, Juan Antonio Zufiría, decidido a convencernos de que es el momento de invertir y aprovechar oportunidades. El lema ‘Construir un planeta más inteligente’ acuñado por IBM y que encierra toda una estrategia para transformar la sociedad y las organizaciones, aparece como un balón de oxígeno y de optimismo ante tanta preocupación, aunque también implique responsabilidad para actuar y cambiar.
Esta crisis constata algo de lo que hasta hace poco se hablaba, pero que no se había asimilado: que el mundo densamente interconectado y saturado de tecnología se ha hecho pequeño y cercano, abriendo, como destaca Zufiría, grandes oportunidades para un progreso ligado no a las tecnologías, que hay de sobra, sino al uso que hacemos de ellas para impulsar un cambio inteligente.
Me quedo con esta sugerencia, al tiempo que objetivo personal y hasta de obsesión del presidente de IBM: “convencer de que éste es el momento crítico de invertir para cambiar el futuro. De hacer las cosas de un modo diferente y mejor para que la sociedad sea más fuerte y eficiente”.
- Hacia la virtualización total según VMware
http://www.vmworldeurope.com/ - Virtualización flexible
http://www.terremark.es/technology-platform/infinistructure.aspx
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